De la muerte de un viajante en Irán
Irán es un Estado de Oriente Medio y Asia Occidental. Desde el I milenio a.
C. hasta 1935 fue conocido en Occidente como Persia, aunque hoy en día este
nombre sigue siendo válido y aceptado junto con el de Irán. Limita con Pakistán
y Afganistán por el este; Turkmenistán por el noreste, el mar Caspio por el
norte y Azerbaiyán y Armenia por el noroeste; Turquía e Irak por el oeste y
finalmente con la costa del golfo Pérsico y el golfo de Omán por el sur.
La justicia a mano propia es el derecho que tiene
una persona, en la que uno no confía en la justicia decide hacerlo por mano
propia.
Los dos personajes principales se mueven en un entorno cultural y son
actores de teatro aficionados. Pero, de pronto, se encuentran sumidos en una
situación que revelará aspectos inesperados de su personalidad.
En la película
"The Salesman" se transporta a"El Viajante"
un retrato esencial y detallado de una reprimida Irán que abraza la denuncia
social partiendo del conflicto íntimo que emerge en una pareja cuando ella es
agredida en su propio piso por un desconocido.
El miedo al 'qué dirán', al 'qué pensarán', al 'cómo nos afectará', es lo
que les cohíbe y reprime de hacerlo público y denunciarlo ante la policía. Muestra
solo con el rostro lleno de susto que quiere evitar más problemas.
Más que nada por evitar el miedo a la humillación a la que posiblemente se
verían sometidos por una sociedad retrógrada y opresiva. Y claro, la herida
lejos de cicatrizar, no hace más que supurar. Construye con su magistral sello
esté extraordinariamente matizado cuento moral. Y lo hace narrando la gestión y desarrollo del conflicto por
parte de la pareja (el enfrentamiento que surge de entre ambos sobre las
diferentes posturas que tienen de cómo lidiar con ella) así como escenificando
la obra teatral que en ese preciso momento de vida presenta como actores de
teatro que son de forma paralela: no por
casualidad, "La muerte de un viajante".
Un relato desdoblado con su necesaria moraleja final, que está
inteligentemente articulado, hermosamente escenificado y rigurosamente
interpretado. Y es que la suya es una dramaturgia tan calculada y precisa como
absolutamente compleja, que lleva a su director a volver a profundizar en
varios de los temas en los que incurrió con sus mejores películas. Otra prueba
más de la inabarcable capacidad artística que Farhadi atesora a la hora de
desempolvar los elementos contradictorios de un país subyugantemente
conservador en el que la represión social siempre esconde lo humanamente
desolador.
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