La primera revolución agrícola: la expansión del siglo XVIII
Lo que
solemos denominar «revolución agrícola» es en realidad un largo proceso, de
unos 250 años de duración, dentro del cual es posible señalar varias fases
netamente diferenciadas. La primera de ellas (la más trascendental, aunque sea
externamente menos espectacular) abarca el conjunto de cambios técnicos y
económicos que hicieron posible que la producción agrícola europea aumentara
considerablemente en el transcurso del siglo XVII.
Este aumento fue condición indispensable para
que pudiera tena lugar el inicio de la revolución industrial, ya que permitió
disponer de alimentos suficientes para mantener al proletariado urbano y puso a
disposición de la industria un mercado en expansión donde vender sus artículos,
y unos capitales que se invirtieron en las nuevas ramas productivas (textiles,
siderurgia, ferrocarriles).
En el
siglo XVIII, en cambio, un aumento considerable de la población vino acompañado
por un incremento paralelo de la producción de alimentos; así, este crecimiento
demográfico quedó incorporado establemente, y sirvió de estímulo a la
reactivación de la economía europea, tras el paréntesis de la crisis del siglo
XVII.
Se entiende por
revolución agrícola una serie de importantes cambios sucedidos durante el siglo
XVIII en los campos de Gran Bretaña, se dice que se inicio ahi puesto que en
ese sitio se implementaron algunos inventos (la incorporacion de maquinaria que
ayudo a agilizar el proceso de cocecha y sembrado) los cuales a continuación se
presentan:
La máquina sembradora del inglés Jethro Tull,
auténtico pionero de la agricultura científica y que diseñó esta sembradora en
los primeros años del siglo XVIII. Esta nueva sembradora posibilita sembrar
rápidamente y colocando la simiente fácilmente en filas que hacen más simples
otras tareas agrícolas.
El arado de hierro que posibilita un laboreo más profundo
y efectivo. El nacimiento de una potente industria siderúrgica que proporcione
hierro barato y abundante será básico para la mejora del utillaje agrario, que
apenas había conocido cambios desde tiempos de los romanos. La
utilización de caballos en lugar de bueyes acelerará los trabajos agrario.
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