La Raza, lenguaje y cultura


Las funciones fisiológicas, mentales y sociales son altamente variables, toda vez que dependen de las condiciones exteriores, de modo que no parece plausible una relación íntima entre raza y cultura. Queda por investigar este problema desde otro ángulo, por medio de un estudio que evidencie si tipos, lenguajes y culturas están vinculados de manera tan íntima que cada raza humana se caracteriza por cierta combinación de tipo físico, idioma y cultura. Resulta obvio que si esta correlación existiera en un sentido estricto, los ensayos de clasificación de la humanidad desde cualquiera de los tres puntos de vista conduciría necesariamente a los mismos resultados; en otras palabras, que cada punto de vista podría ser usado independientemente o en combinación con los otros para, estudiar las relaciones entre los diferentes grupos de hombres. En efecto, se han realizado frecuentes ensayos de esta índole.





Algunas clasificaciones de las razas humanas se basan totalmente en características anatómicas, aunque a menudo combinadas con consideraciones geográficas; otras en el estudio de una combinación de rasgos anatómicos y culturales que se consideran característicos de ciertos grupos de la humanidad; mientras otras aún se fundan principalmente en la observación de los idiomas hablados por pueblos representativos de determinado tipo anatómico. Los ensayos así efectuados condujeron a resultados completamente diferentes 

Blumenbach, uno de los principales hombres de ciencia que procuró clasificar a la humanidad, distinguía cinco razas: la caucásica, la mongólica, la etíope, la americana y la malaya. Es fácil notar que esta clasificación se basa tanto en consideraciones geográficas como anatómicas, aunque la descripción de cada raza es primordialmente anatómica. Cuvier diferenciaba tres razas, la blanca, la amarilla y la negra. Huxley procedió más estrictamente sobre una base biológica. Combinó parte de las razas mongólica y americana de Blumenbach en una sola, asignó parte de los pueblos sud asiáticos al tipo australiano, y subdividió la raza europea en una división oscura y otra clara. 

La preponderancia numérica de los tipos europeos le indujo evidentemente a hacer distinciones más sutiles en esta raza, que dividía en razas rubias y morenas. Sería fácil establecer subdivisiones de igual valor en otras razas. Es aún más evidente la influencia de puntos de vista culturales en una clasificación como la de Klemm que dividía las razas en activas y pasivas, conforme a las conquistas culturales de los diversos tipos de hombre.






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